Como suele ser habitual la denunciante consultó en una plataforma el tipo de vivienda y la zona que le interesaba, contactando con la anunciante y supuesta dueña para acordar detalles relativos al precio y al periodo, en el que quería alojarse en la casa. Tras ese primer contacto continuaron conversando a través de WhatsAap y en esa conversación, su interlocutora le indicó que la casa también estaba anunciada en otra página, en la que, según ella, la gestión del alquiler le saldría mejor de precio.
Con la estrategia del precio consiguió que la denunciante, convencida de la buena disposición de la arrendadora, reservara la vivienda a través de un enlace, que esta previamente le había enviado por correo electrónico. Cumplimentó la página con la consignación de los datos para la transferencia bancaria, que finalmente realizó por la cantidad de 3000 euros, por la que creía que tenía asegurado el alquiler de la vivienda.
Cuando días más tarde, al pretender ultimar los detalles de su llegada y la entrega de las llaves por parte de la propietaria, se encontró con que el número de teléfono de contacto no estaba operativo.
Fuente: Burgos conecta
